Luiz Inácio Lula da Silva se impuso en el balotaje con el 50,9% frente al 49,10% del presidente Jair Bolsonaro. “Voy a gobernar incluso para quienes no me votaron, no existen dos Brasil”, afirmó.
Luiz Inácio Lula da Silva se convirtió este domingo en el presidente electo de Brasil tras ganarle al mandatario Jair Bolsonaro en un histórico balotaje que permitirá que el líder de izquierda llegue al poder por tercera vez en la mayor economía de Latinoamérica y principal socio comercial de Argentina.
“Voy a gobernar para todos los 215 millones de brasileños, incluso para quienes no me votaron. No existen dos Brasil”, afirmó el líder del Partido de los Trabajadores (PT) en su primer discurso como presidente electo, en el que convocó a “reconstruir el alma de Brasil”.
Lula se impuso por 50,9% a 49,1% al mandatario de ultraderecha en la segunda vuelta de estos comicios, que coronan una de las campañas más violentas en Brasil desde el retorno a la democracia, según datos del tribunal electoral, con el 99,99 por ciento del escrutinio.
Unos minutos antes de que se conociera oficialmente su victoria, Lula, de 77 años, publicó en Twitter una imagen de su mano sobre la bandera brasileña y la palabra “democracia”.
“Nuestro compromiso es terminar con el hambre otra vez. No podemos aceptar como normal que millones no tengan que comer”, añadió en su discurso, al asegurar que su principal misión será incluir a la población más pobre en el presupuesto público.
El líder del PT habló en un hotel de San Pablo, donde se lo vio junto a sus principales colaboradores, entre ellos el vicepresidente electo, Geraldo Alckmin, y la tercera colocada en la primera vuelta del 2 de octubre, Simone Tebet, cuyo apoyo fue considerado clave para sumar lo necesario en esta ajustada victoria.
Lula puso énfasis en la pacificación: “Es hora de bajar las armas que jamás deberían haber sido empuñadas, las armas matan y defendemos la vida”, aseguró, un día después del incidente en el que una diputada bolsonarista persiguió por la calle con un arma a un hombre negro con el que discutió en la vereda de un bar.
A la vez, el presidente electo dijo que apelará al diálogo durante su gobierno, en el que asumirá el 1 de enero. “Los principales problemas pueden resolverse con diálogo y no con fuerza bruta”, manifestó el líder de izquierda.
“Vamos a restablecer el diálogo para luchar contra el hambre y con el Legislativo, sin intentar cooptar, sino reconstruir la convivencia armoniosa y republicana”, aseguró, después de que la alianza de partidos que apoya a Bolsonaro obtuvo una amplia mayoría en el Congreso en la primera vuelta del 2 de octubre.
Al votar cerca de San Pablo, dijo que en la elección estaba en juego “un modelo de país y de vida”. “Por eso, es la elección más importante de mi vida, por un proyecto para que la democracia sea vencedora”, agregó.
El veterano líder de izquierda abogó por relanzar el proceso de integración sudamericana y latinoamericana, reforzando el Mercosur y recomponiendo a la Unasur para poder negociar con las grandes potencias en pie de mayor igualdad.
Unos 150 millones de brasileños estaban habilitados para votar este domingo. Más del 20% del electorado se abstuvo de hacerlo en la primera vuelta y gran parte del esfuerzo final de ambos candidatos estuvo destinado a potenciar la concurrencia a las urnas.
Bolsonaro, de 67 años y en el poder desde 2019, se presentó como el paladín de los valores familiares tradicionales, opuesto al aborto, al matrimonio igualitario y a la educación sexual integral.
Tenemos “expectativas de victoria para el bien de Brasil. Solo hemos tenido buenas noticias en los últimos días. Si Dios quiere seremos victoriosos hoy a la tarde”, dijo Bolsonaro luego de votar en una escuela del oeste de Río de Janeiro.
El mandatario de ultraderecha llegó a la escuela en el barrio Villa Militar minutos antes de la apertura de las mesas, escoltado por una caravana de autos negros y vestido con la camiseta del seleccionado de fútbol de Brasil.
Desde allí se fue al Aeropuerto Internacional de Galeao para recibir al equipo de fútbol del club Flamengo, que el sábado ganó la Copa Libertadores de América en Ecuador. El presidente alzó la copa y se sacó fotos con los jugadores.
El titular del Tribunal Superior Electoral (TSE) de Brasil, Alexandre de Moraes, reveló esta domingo que habló personalmente con el presidente Bolsonaro y con Lula para felicitarlos por la jornada y estimó que no hay “riesgo real” de que se impugnen los resultados.
“No hay riesgo. En cuanto a posibles grietas, es parte del juego democrático”, dijo Moraes en declaraciones a la prensa.
Durante la jornada, la Policía Caminera se vio envuelta en un escándalo al instalar más de 540 operativos en rutas, especialmente en el noreste del país, con el que bloquearon el paso de muchos electores del PT de Lula.
La presidenta del Partido de los Trabajadores, Gleisi Hoffmann, pidió la detención del jefe de la institución, Silvinei Vasques, que había publicado en Instagram un mensaje en apoyo a la reelección de Bolsonaro.
El titular del tribunal ordenó el cese de las operaciones entre las 15.30 y las 17, es decir, hasta el fin de la votación.
Moraes, considerado parcial por el presidente Bolsonaro desde 2021 cuando comenzó a denunciar la falta de transparencia de las urnas electrónicas, sostuvo que el informe del jefe policial indica que las operaciones fueron por cuestiones de “tránsito”, que se investigará una por una las acciones y aseguró que los votantes sufrieron apenas un “atraso”.
En esta elección de alta tensión también se eligieron en balotaje los gobernadores en 12 estados y en ese marco el bolsonarista Tarcisio de Freitas se quedó con San Pablo, el más poblado de Brasil, con 46 millones de habitantes y generador de un tercio de la riqueza del país, mientras que Jerónimo Rodrigues, del Partido de los Trabajadores (PT), consiguió quedarse con Bahía, la quinta región brasileña.
Como predijeron las encuestas, Freitas gobernará el bastión financiero, industrial y científico que representa San Pablo, que por primera vez desde 1994 no tendrá un mandatario del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), al que pertenece el gobernador saliente, Rodrigo García, tercero el 2 de octubre.
En la primera vuelta, el exministro de Infraestructura bolsonarista Freitas, del partido Republicanos, vinculado a la Iglesia Universal, había vencido por 42% a 35% a Fernando Haddad, exministro de Educación de Lula y exintendente de San Pablo. Ahora el elegido de Bolsonaro logró algo más del 55% de los votos.
Haddad fue el candidato del PT en 2018 en la elección en la que ganó Bolsonaro cuando Lula estaba proscrito por una condena a prisión por la Operación Lava Jato, anulada luego por la corte suprema.
Con el triunfo de Freitas y Bolsonaro derrotado, San Pablo podría convertirse en el reducto natural del poder bolsonarista, con el comando del diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del presidente.