En una final sin parangón, el Paris Saint Germain fulminó al Inter de Milán y lo goleó sin piedad por 5 a 0 para consagrarse campeón de la UEFA Champions League. Se trató de una lección de fútbol sin igual, que quedará en el recuerdo de propios y extraños.
Será material de aprendizaje en las escuelas de técnicos, lo repasarán aquellos fanáticos de la historia del deporte, y lo guardarán en la memoria los hinchas parisinos. La actuación del PSG en la final ante Inter fue perfecta, sin ningún error.
Dio cátedra en ocupación de espacios, presión alta, movilidad, rotación de futbolistas y posesión de la pelota. Así, mareó a su rival y nunca lo dejó dar más de tres pases seguidos. Neves, Vitinha y Fabián Ruiz dominaron el medio, y la rapidez de Doué, Dembélé y Kvaratskhelia fue mucho para los italianos.
Así, a los 11’, el marcador se quebró con justicia cuando Vitinha filtró para el desmarque de Doué, que controló y le cedió el gol a Hakimi. El Allianz Arena de Munich explotó con un tanto más que merecido para el elenco de Luis Enrique.
La respuesta del Inter fue intentar adelantarse unos metros en el campo, pero a los 20 sufrió de nuevo. PSG recuperó y lanzó una contra mortal conducida por Dembélé. El Mosquito aguantó a que Doué llegara por el otro lado, lo habilitó y el 14 convirtió tras un desvío en Dimarco.
De mitad de cancha para adelante, el Neroazzurri sólo tuvo los cabezazos desviados de Acerbi y Thuram en tiros de esquina, y no logró conectar con Lautaro Martínez, aislado por la buena tarea de los centrales Marquinhos y Pacho.
En la segunda mitad, el Inter trató de cambiar el enfoque con el cual había salido a disputar la final. Intentó recuperar la pelota, y perdido por perdido acortó los espacios hacia adelante. Además, Inzaghi probó varias modificaciones en la mitad del campo tratando de encontrar soluciones en las individualidades. Sin embargo, nunca estuvo cerca de meterse en partido.
Con la tranquilidad de la ventaja en el marcador y en el juego, el PSG esperó sin desesperación la chance para aumentar el tanteador. Esa tranquilidad tuvo su beneficio. Sobre 17′, Doué estampó el tercer tanto tras una excelente jugada colectiva entre Vitinha y Dembélé con campo abierto. Algunos minutos más tarde fue Kvaratskhelia el que aprovechó los espacios de un desesperado Inter para anotar el cuarto.
Sobre el final, Mayulu creó una gran pared con Barcola, y le rompió el arco a Yan Sommer para estampar el impresionante 5 a 0, para el delirio absoluto de un elenco que jugó el partido perfecto.
El nivel del Paris fue tan arrollador, que incluso estuvo muy cerca de marcar algún tanto más. Se floreó, movió la pelota a gusto y placer, y cerró una noche que quedará en los anales del fútbol mundial. En una final de Champions League, una diferencia tan grande no es algo que suceda todos los días.
El PSG rompió la maldición. Sin las grandes estrellas como Messi, Mbappé, o Neymar, construyó un equipo sólido, comprometido y con la idea clara, y levantó la orejona por primera vez en su historia con un marcador impresionante.