El ministro alertó sobre devaluaciones, más inflación y pobreza, menos actividad y empleo. La oposición le preguntó por qué entonces en el propio Frente de Todos se oponen al pacto. Los picantes cruces con Laspina y Del Caño, entre Iglesias y Bregman y entre Heller y Tetaz.
El ministro de Economía, Martín Guzmán, presentó este lunes el proyecto de ley del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) ante las comisiones de la Cámara de Diputados con advertencias catastróficas en caso de que se desapruebe. Desde el trotskysta Nicolás del Caño hasta el liberal Ricardo López Murphy le preguntaron entonces por el rechazo del oficialista Máximo Kirchner a la iniciativa, en un debate plagado de chicanas.
El debate comenzó con la palabra del jefe de Gabinete, Juan Manzur, que admitió que el préstamo récord que el gobierno de Mauricio Macri tomó del FMI en 2018 se usó para pagar deuda a acreedores privados. No mencionó que una parte sirvió para financiar la fuga de capitales, recuerdo que suele irritar a Juntos por el Cambio (JxC). Manzur recordó que el propio Fondo en su autoevaluación admitió que el programa de 2018 fracasó en sus objetivos y expuso que el nuevo plan busca mantener en el crecimiento, sin ajuste ni reformas que “quiten derechos laborales o previsionales”.
El jefe de Gabinete envió un mensaje a los legisladores oficialistas que planean rechazar el acuerdo: “Una mirada crítica sobre el FMI no es razón para votar en contra”. También se dirigió a los opositores al llamar a “pensar por fuera de las divisiones políticas”.
Después fue el turno de Guzmán, que advirtió que si no se aprueba el pacto, la Argentina “se enfrentará a una situación más dañina en la inflación, el tipo de cambio, el empleo, la actividad y en todo el frente social”.
El ministro señaló que el acuerdo busca acumular reservas del Banco Central como “condición necesaria para calmar expectativas y atacar con más fuerzas el mal de la inflación, es necesario para estabilizar la macroeconomía y eso permita seguir en la senda de la recuperación económica, del empleo y atacar el problema de la pobreza”. Destacó que por primera vez en la historia el Congreso debata un pacto con el FMI, pero insistió en alertar que sin él, “se va a generar una situación de profundo stress cambiario, con consecuencias inflacionarias, negativas en la actividad económica, el empleo, el desempleo y la pobreza”.
El jefe del Palacio de Hacienda atribuyó el sendero de baja del déficit fiscal a las restricciones de financiamiento. Prometió una vez más que el gasto público crecerá de forma moderada a lo largo del programa económico, que abarca de 2022 a 2024, lo que fue cuestionado por diputados como el radical Martín Tetaz y el libertario José Luis Espert. También prometió baja de la emisión monetaria para financiar al Tesoro.
“¿Cómo se busca atacar la inflación? Es necesario que la Argentina no choque con crisis de balanza de pagos porque implica depreciación del tipo de cambio. Para eso hay dos cosas que resolver: 1. no tener cargas de deuda insostenible 2. que la evolución de exportaciones netas permitan obtener divisas para sostener el crecimiento, que requiere de divisas”, expuso Guzmán. Defendió los acuerdo de precios, pero advirtió que para su efectividad necesitan políticas macroeconómicas favorables. También prometió que mejorará el poder adquisitivo de los ingresos.
Después llegó el turno de las preguntas. Luciano Laspina, del PRO, cuestionó la legalidad de que el Ejecutivo someta al Congreso un proyecto de ley que incluye su programa económico. Más tarde, Myriam Bregman (PTS/Frente de Izquierda) lo cuestionó al señalar que citó un artículo que había perdido vigencia. Fue entonces cuando Fernando Iglesias, también del PRO, la interrumpió: “Ustedes son furgón de cola del peronismo”, le espetó Iglesias a Bregman. “Qué lindo Iglesias, no se aguanta, él es divino. El que escribió un libro sobre Néstor Kirchner fuiste vos, yo no escribí nada”, respondió Bregman entre risas.
Laspina cuestionó que “quieren hacer responsable a la oposición de un ajuste que no pueden evitar”. Le reprochó a Guzmán haber reestructurado en 2020 la deuda con el sector privado que ahora el riesgo país igual sea de 1.900 puntos básicos. “No queremos que nos mienta en la cara”, atacó el ministro. También recordó la querella del Gobierno contra Macri y los funcionarios que tomaron el préstamo de 2018: “Jamás se me ocurrió que pudieran querellarnos y después pedirnos el voto, son ofensivos, vuelven con la cantinela de la fuga de capitales”. Le recordó que el propio acuerdo admite que en 2021 no se acumularon reservas, pese al superávit comercial, precisamente por la salida de fondos. También insistió en su alerta de que el Gobierno deja “una bomba fiscal para 2024” y que “este programa regresivo y conservador nos va a conducir a una recesión”.
Guzmán mantuvo siempre su tono sereno, pero también fue contraofensivo: “Pese a mi largo recorrido, me cuesta encontrar tanta debilidad conceptual”, se refirió a Laspina. Disparó así para señalar que “convierten deuda en pesos a moneda extranjera y hablan de endeudamiento en dólares, ¿de qué estamos hablando?”. Reivindicó que el acuerdo expresa “las políticas del gobierno nacional”, no las del FMI. Señaló que la “bomba fiscal” fue la que dejó Macri en términos de deuda con el FMI (US$ 45.000 millones), con el sector privado (100.000 millones), las de las provincias y las empresas, así como los fondos extranjeros por 10.000 millones que habían entrado a hacer “carry trade” (bicicleta financiera) y presionaban por salir del país. Guzmán prometió que no les ofrecerán a esos fondos un bono en dólares para salir del país, como se especulaban en los últimos días como parte del acuerdo con el FMI. Ante la pregunta del radical Hugo Romero, aclaró que de los US$ 45.000 millones que el FMI otorgará ahora a la Argentina, la mayoría son para repagar la deuda de Macri que vence en 2022 y 2023, pero unos 4.500 millones se usarán para reforzar las reservas y financiar el presupuesto.
Bregman señaló que, pese al “tono cansino” de Guzmán, no se recordaba el impacto de los acuerdos con el FMI de los gobiernos de Raúl Alfonsín, Fernando de la Rúa o Grecia en 2015. “Esto no es un tramite o una planilla de Excel, por más tranquilidad del ministro, es gravoso, ilegal e ilegítimo”, soltó la diputada del Frente de Izquierda. Le recordó que cambiaron muchas de sus proyecciones respecto a su presupuesto 2022, que había presentado en el Congreso hace menos de tres meses. “¿El FMI va a decir qué es lo que se puede y qué es lo que no se puede?”, preguntó. “Es un chantaje: es el acuerdo con el Fondo o el caos, nosotros decimos lo contrario”, espetó y recordó que el acuerdo establece que el Gobierno consultará al FMI cualquier revisión de lo expresado en el memorando. “Implica literalmente una cesión de soberanía”, atacó Bregman.
Su compañero de bancada Nicolás del Caño señaló que el pacto habla de revisar los regímenes especiales y pone como ejemplo los de diplomáticos y jueces, pero no cerraba la posibilidad de que se revean los de docentes o trabajadores vitivinícolas. Advirtió sobre el impacto del aumento de tarifas del 42% para la clase media teniendo en cuenta que los trabajadores informales consiguen alzas salariales por debajo de la inflación. “Es todo lo contrario a un tarifazo, si las tarifas caen en relación a la inflación y los salarios de más del 90% de los usuarios”, le respondió Guzmán. “Si este acuerdo es tan bueno, ¿por qué un sector tan importante no quiere votarlo?”, preguntó Del Caño.
Más tarde fue el turno del economista Tetaz, que se alargó tanto como Laspina en su exposición y terminó interrumpido por el presidente de la Comisión de Hacienda de Diputados, Carlos Heller. “Usted está preparado para el show y esto no es show”, le dijo Heller al ex periodista televisivo. Tetaz preguntó qué sucede si la oposición aprueba el proyecto en general, pero vota sólo a favor el primer artículo, que se refiere al refinanciamiento del préstamo, pero rechaza el segundo, que atañe al programa económico al que está condicionado el pacto por parte del FMI. También interrogó sobre qué sucedería en caso de que se agrave la guerra de Ucrania y afecte aún más la economía mundial, por qué no se recorta el gasto político, por qué no se congela la planta de empleados públicos, por qué se desalentará las criptomonedas y cuánto le aumentarán las tarifas de luz y gas al 10% más rico.
López Murphy, que fue ministro de Economía durante dos semanas del gobierno de De la Rúa en 2001, advirtió que el acuerdo sólo no sería contractivo si consiguiese mucha confianza, pero lo puso en duda dado que “la propia coalición de gobierno no es capacidad de defender a su propio gobierno y porque aumentarán la deuda”. En ausencia de diputados camporistas, señaló que Cristina y Máximo Kirchner “quieren ser oficialistas y opositores al mismo tiempo”. López Murphy le indicó que el proyecto de ley hablaba de mantener el tipo de cambio oficial promedio de 2021, pero en la versión en inglés del acuerdo se refería a sostener el de diciembre pasado. Guzmán le agradeció que le señalara el error y admitió que el texto en inglés era el acertado. De no ser así, el pacto hubiese implicado una devaluación más brusca, dado que a lo largo del año pasado se atrasó el dólar respecto del peso.