El ministro de Agricultura evitó cuestionar la manifestación, pero aclaró que ningún “productor” se vería afectado por una eventual ley sobre las “rentas inesperadas”; no puso fecha a un llamado al diálogo con los manifestantes, que pidieron menos impuestos y baja de retenciones
El ministro de Agricultura, Julián Domínguez, se refirió este domingo a la protesta y tractorazo que el sábado encabezaron productores rurales en la Plaza de Mayo: “El diálogo con las entidades es permanente, y en este caso no pudimos identificar cuales son los problemas y las soluciones concretas que se demandan”, afirmó el ministro a los medios que cubren la misión ministerial y de gobernadores que desde la noche del viernes están en Israel.
“No se trata de ningún tema técnico de resolución de un conflicto de mi área”, agregó el ministro, en un intento sutil de ligar la manifestación con las intenciones políticas de un sector de la oposición, sindicado por otros funcionarios del gobierno de Alberto Fernández como impulsores de la protesta, que entre otras proclamas pidieron que “le saquen la mano de encima al campo” por medio de la presión impositiva.
El ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, Julián Domínguez, se reunió este domingo en Jerusalén con su par de Israel, Oded Forer, para avanzar en un plan estratégico entre ambos países para el uso sustentable del agua, la biotecnología y la certificación de alimentos.
En Tel Aviv, de regreso de su encuentro bilateral, Domínguez respondió algunas preguntas sobre la situación de la protesta del fin de semana y, aunque no lo dijo con estas palabras, dio a entender que los reclamos no están justificados y que no hubo, para el Gobierno, cambios en la situación.
Luego de afirmar que no dialogó luego de la protesta ni tiene previsto hacerlo en las próximas horas con la Mesa de Enlace rural, Domínguez evitó sumarse a las críticas contra Juntos por el Cambio que dispararon la portavoz presidencial Gabriela Cerruti y otros miembros del Gobierno. “Cada uno va dónde quiere ir y cómo quiere ir. Yo, por ejemplo, cada vez que hay una manifestación del Movimiento Obrero, acompaño”, sostuvo.
Y reiteró, en respuesta a las quejas por eventuales nuevos impuestos como el de las “ganancias inesperadas” que impulsa el ministro de Economía, Martín Guzmán, que “no hay ningún productor que tenga ganancias por más de $1000 millones y esté incluido en ese impuesto”. “No hay ningún productor que llegue a esa cifra”, aseguró. De todos modos, dijo no haber leído más allá de la “idea” esbozada por el ministro de Economía.
Por otro lado, convalidó la posibilidad de intervención del Estado ante la situación provocada por la guerra entre Rusia y Ucrania. “La humanidad está en un momento muy serio. No se visualizan reacciones lógicas. Toda crisis implica que el Estado sea garante del bien común. A nadie le gusta pagar un impuesto pero el Estado tiene que garantizar el desarrollo justo y equilibrado”, señaló Domínguez. Y resaltó que en su gestión siempre hay diálogo con los productores y que su principal preocupación es que el país siga creciendo”.
“Hace a mi formación de peronista y cristiano saber que nadie puede realizarse del todo en una sociedad que no se realiza”, se explayó el ministro, que intentó mantener una vía de diálogo con el campo sin dejar de responder a un Gobierno jaqueado por las tensiones internas con el cristinismo.
De sus palabras se desprende que no habrá llamado a la mesa de Enlace post tractorazo. Al menos, no para hablar de esta protesta. “El diálogo es un proceso permanente”, insistió.
Respecto de la reunión con su par israelí, el ministro presentó el Plan Nacional de Riego Sustentable con el que se busca aumentar la producción, generar más valor agregado, expandir las exportaciones, mejorar rindes y optimizar el aprovechamiento hídrico.
“En Argentina hay alrededor de 2 millones de hectáreas bajo riego, que producen el 13 por ciento del producto agrícola del país. Tenemos un gran potencial de mejora ya que sólo el 5 por ciento de la superficie cultivada está bajo riego”, señaló Domínguez, muy contento con el resultado de este encuentro del que también participó la embajadora de Israel en Argentina, Galit Ronen.
“Avanzamos mucho más de lo que pensábamos”, dijo, en alusión a la consolidación del acuerdo de la cuota-país de 30.000 toneladas de carne argentina a Israel, el trabajo conjunto en biotecnología (incluso para ofrecerla en forma conjunta a países de África) y en un acuerdo para acelerar las negociaciones vinculadas con el trigo resistente que se diseña en Argentina.
“Ellos están analizando a quién le compran por la guerra en Ucrania, y nosotros queremos diversificar la cantidad de nuestros compradores”, sostuvo el ministro, que encontró en Forer -a la vez diputado y representante del derechista partido Israel Beteinu en la coalición de gobierno- un eventual “socio” para avanzar en una asociación común.